miércoles, 11 de enero de 2017

¿Manifestación pacífica?

Durante la helada tarde del noveno día del primer mes del año, Tú, y miles de personas en medio de una manifestación pacífica: ¡No al gasolinazo!, la consigna; ¡Fuera Peña!, el grito desesperado.
Te integras a la marcha en avenida Juárez, acompañada, pues sabes que no es buena idea acudir sola. Todo transcurre normalmente, gritas con fuerza, y emocionada porque has tenido la oportunidad de manifestar tu descontento hacia un Presidente que empezó su mandato rodeado del repudio de una mayoría y continúa haciéndose odiar.
Los manifestantes han caminado desde el Ángel de la Independencia con mantas y letreros en donde exponen sus peticiones y el enojo por el alza en los precios de la gasolina, la reforma energética y la evidente torpeza de Peña Nieto y su gabinete, quienes no se han cansado de burlarse del pueblo de México.
Acompañada de un dron que vuela sobre tu cabeza cruzas el Eje Central sin contratiempos, y en la calle 5 de mayo -donde se encuentran cerrados la mayoría de los negocios- comienzas a dudar de tu derecho a manifestarte, al ver en la banqueta, parados junto a los postes algunos hombres observando la escena; notas como uno de ellos acaricia un arma escondida debajo de la sudadera y piensas en darte la vuelta para regresar a casa, pero continuas caminando y gritando hasta llegar al zócalo, en donde quedas de frente a Palacio Nacional.  
Algunos de los organizadores de la marcha llegan en un camión, que se estaciona frente a la puerta de Palacio, desde donde, a través de un micrófono, hablan de planes de acción, de sustituir al Presidente por un candidato popular y otras cosas que consideras poco factible que puedan  llevarse a cabo.
Todo continúa en paz, mientras gente de diversas edades escucha atentamente a los oradores. Sin embargo, a ti te llaman la atención las cabezas que se esconden en la azotea de Palacio, asomándose por momentos para tomar fotografías u observar desde binoculares; también te causan curiosidad esos tres tipos que desentonan y han llegado con ganas de armar alboroto, como salidos de la nada.    
Una señora un poco mayor que tú menciona: “no más miedo” para que tu acompañante proponga un nuevo grito con su potente voz, y comenta: “porque han querido inculcarnos el miedo”  y tú en el fondo piensas si no será el miedo lo más sensato, cuando claramente no existe libertad para manifestarse, pues a la vuelta de la esquina esperan los granaderos cualquier reacción equivocada para poder actuar. Te preguntas: ¿esto realmente es una manifestación pacífica?


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